Una de las formas más eficaces de sobrellevar de forma dinámica cada transición, es fomentar nuestra adaptabilidad. En este sentido, cultivar esta habilidad dentro del entorno laboral puede ayudarnos, tanto a nivel profesional como personal.

En primer lugar, comprender mejor este concepto contribuirá en su desarrollo. Veamos algunos tipos de habilidad:

Adaptabilidad cognitiva. Nos permite modificar nuestro modelo de pensamiento, adoptando nuevas perspectivas o patrones que contribuyan en la toma de decisiones.
Adaptabilidad emocional. Fomenta la capacidad para gestionar y controlar las emociones, comprender a las personas y conectar de forma adecuada frente a situaciones de cambio.
Adaptabilidad de la personalidad. Este tipo de adaptabilidad motiva la habilidad de la persona para modelar su comportamiento o conducta, y promover la resolución de problemas de forma ingeniosa y efectiva.

Cuando una persona desarrolla su adaptabilidad, adquiere una mentalidad flexible capaz de generar mayor bienestar emocional y un comportamiento idóneo que mejora sus actividades, tareas o relaciones. Por ello, mejorar esta competencia puede ser un gran atributo para tener en cuenta en el terreno laboral.

Veamos a continuación algunos consejos para aumentarla:

Aceptar y aprender de los cambios. Empezar por entender que no podemos tener todo bajo control es un paso importante. A partir de aquí, es aconsejable aprovechar cualquier problema o conflicto como una oportunidad para mejorar la capacidad de resolver problemas y el desarrollo de otras habilidades.
Mantener una mentalidad abierta. Observar cualquier situación desde diferentes perspectivas y considerar nuevas ideas es realmente útil. Esta forma de pensar permite incorporar la creatividad y la innovación como elementos de ayuda en la búsqueda de soluciones eficaces.
Fomentar la empatía. Esta capacidad invita a posicionarse en el lugar de otras personas, adquiriendo conocimientos y puntos de vista que ayudan en la gestión y control de las propias emociones. La empatía promueve la colaboración y permite crear relaciones saludables que ayudan a enfrentar desafíos o cambios de forma positiva y producente.
Enfocarse en el presente. Pensar en el "ahora" permite reducir las preocupaciones o problemas futuros que pueden nublar la capacidad de reacción frente a las situaciones actuales. Centrarse en resolver los problemas del presente es esencial para mejorar el futuro.
Salir de la zona de confort. Experimentar, marcarse retos o cambiar de rutina, acerca nuevas situaciones donde poder desarrollar y poner en práctica la capacidad de adaptación. Evitar autolimitarse y valorar la posibilidad de expandir nuestro potencial, es una oportunidad ideal para practicar la adaptabilidad.

Si quieres marcar la diferencia como profesional, tener en cuenta habilidades esenciales como la adaptabilidad, puede beneficiarte. En un mercado empresarial tan desafiante, el autoconocimiento y autoaprendizaje resultan claves para adquirir técnicas y recursos que hagan de tu perfil el ideal. Por ello, es imperativo tomar conciencia de nuestras aptitudes y potencial para posicionarnos de forma preferente en el mercado laboral.

Recuerda que mejorar tu capacidad de adaptación también puede ser un factor muy productivo y útil en tu vida personal. Aplicar los recursos usados en el trabajo y combinarlos con tus habilidades personales, te ayudará a contrarrestar el impacto del cambio y aceptarlo como un elemento de aprendizaje continuo.

¿Has introducido la adaptabilidad en tu entorno laboral? Esperamos tus comentarios.

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Autora: Érika Pérez

Imagen: www.freepik.es

Adaptabilidad en el trabajo: claves para mejorarla